Aunque bajo esa fría carcasa metálica no parece nada más que otro robot extraño de esos que se inventan los ingenieros de hoy día, lo bueno de este robot es que todos los movimientos que hace los logra con un mínimo número de piezas móviles.
Vemos como menea el esqueleto, con un vídeo, tras el salto.
Y es que puede girar, arrastrarse y moverse con su pequeño tamaño. Además de servir como base para una cámara robotizada, que es lo primero en lo que he pensado.
Los responsables de este invento, pendiente de patente, son dos profesores de UC Davis y por supuesto admiten que sus aplicaciones son infinitas: salvamento, educación, posavasos… – Yeray Alfageme [Physorg]
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